sábado, 5 de julio de 2014

OGRO TRISTE



Érase una vez, en un país muy lejano, un ogro triste. Vivía solo en su inmensa soledad amurallada. La infatigable rata insomne del tiempo lo roía lentamente de dentro a fuera, desaforadamente de fuera a dentro, persiguiendo el centro.

-“¡Quítamela, quítamela!”, bramaba en sus peores pesadillas el ogro de mentirijillas.
-“¡Iiiiiiiiiihhhhhhhh!.¡Iiiiiiiiiiiihhhhhhh!, chillaba la rata esquiva, y no se iba.
-Pobrecillo ogrillo, ya no comes niños al ajillo.

-¿y el final feliz, y la boda, y el anillo, las perdices, el vinillo, la risa de los chiquillos, corre corre que te pillo, y la princesita presa en la torre del castillo, el príncipe, el dragoncillo que igual asa un solomillo que se rasca el sobaquillo o empolla los huevecillos?.¿Se los llevó el vientecillo?. ¡O me lo dices o chillo!.¡Iiiiiiiiihhhhh!. ¡Iiiiiiiihhhhhh!.

-Vamos, despierta, pardillo. Sólo ha sido un sueñecillo, pesadilla o pesadillo.
Por matar el gusanillo te atracaste de botillo y un enorme pan de millo.

-¿Y los restos?-
-Se los comieron los grillos.

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