jueves, 13 de enero de 2011

Mi Página Web

http://www.portal3w.com/xabiercastro/es/index.php

martes, 11 de enero de 2011

Texto de Inge Álvarez Martínez sobre mi obra pictórica (exposición "Hyposkopos").

La pintura de Xabier Castro Suárez es el fruto de la contemplación poética y artística de la inmensidad de la mar que diversa, pródiga y huidiza, a lo largo del tiempo le ha desvelado algunos de sus secretos. Respondiendo a la llamada de la mar, su inquietud le lleva a buscar no en el simple verismo ni en la superficie, sino en la ideación subjetiva y también en la estricta sensualidad del goce pictórico una respuesta de sutil elaboración sensitiva e intelectual que le permite la más libre y desembarazada expresión de sus íntimos sentimientos de artista.

Los lienzos de Xabier Castro Suárez nos sugieren retazos de corrientes entre acuáticas y aéreas, que seducen la mirada llevándola a comprender el espacio en el que se origina y desplaza su fuerza pictórica hasta sus últimas posibilidades de expresión. Su intención es dar identidad poética a instantes de agua y luz retenidos en un espacio que el artista trata como una entidad orgánica y sensorial donde el color se libera en una luminosa ondulación expresiva.

En estas pinturas la experiencia del espacio, así modelado, se convierte en una alternancia esencial entre llenos y vacíos configurados en planos infinitos de color que en inagotable expansión invitan a demorarse en la contemplación. A veces, al diluir la sustancia pictórica, se induce a la idea de su desmaterialización y los colores que se deslizan penetrándose en ordenado y meduseo gesto se mudan en una pura vibración tonal que remite al silencio. Entre el color de estos fragmentos de mar que se alejan de la descripción literal para incidir en los aspectos más sensuales y hedonistas del tema, surgen exhalaciones de luz como del fondo de un abismo imaginario por el que se precipita nuestra mirada.

La importancia otorgada al vacío y la creación de atmósferas silenciosas, son valores constantes en su obra y precisamente estas cualidades que poseen una extraordinaria capacidad metafórica y evocadora están relacionadas con la influencia que la estética oriental ha ejercido en la pintura de Xabier Castro Suárez.

Este singular universo pictórico de fuerza y color, no solo recoge y sintetiza elementos distintivos de la estética oriental sino también de la pintura moderna y de la filosofía europea. Xabier Castro Suárez ha desarrollado una pintura de compleja estructura, pues el proceso de trabajo en su obra muestra la articulación de diversos lenguajes. Sin embargo estas complejas referencias a la propia historia de la pintura no producen tensiones, sino que se modulan de forma tan armónica que cada cuadro es un ente autónomo y completo en sí mismo con una composición afinada que palpita, respira, vibra con múltiples ritmos.

Contemplamos una obra que seduce, no sólo por la especial capacidad de dar forma a trazos de agua y aire que se entrecruzan en una evolución continuada sino por sugerir aleteos poéticos, ritmos henchidos de luz sin materia ni consistencia que conectan ante todo con lo etéreo, con lo sublime. Esta búsqueda de una naturaleza esencial y de lo sublime fue también acometida por los románticos, como posteriormente por los expresionistas abstractos. El artista que se sirve de la abstracción lo hace para revelar la visión de una experiencia más exaltante y menos definida, propicia a la meditación y a eliminar cualquier impedimento que obstaculice sus sueños de horizontes ilimitados.

Contemplar, sugerir, soñar... infinitas evocaciones son las que Xabier Castro Suárez nos ofrece a través de sus obras más recientes con un discurso en el límite de la representación que le permite dar forma sensible a experiencias míticas. El sueño de la imaginación nos hace sentir que ese repertorio de energías formales que se despliegan en trazos, rastros, huellas y que se liberan en matices, registros, veladuras, son a veces apacibles remansos en grutas secretas donde aguas encalmadas mecen algas en acompasado vaivén y otras el violento batir de las aguas llenas de vida contra altivos acantilados.

La abstracción moderna y actual, sin negar la precedente, recupera la capacidad de alusión en la pintura, al enlazarse con la representación. Esto se puede apreciar en los trabajos de Xabier Castro Suárez, quien permite que en sus obras se deslicen elementos referenciales. En sus pinturas la gestualidad, que contundente y refinada se mueve entre la rapidez del decidirse y la reflexión del detenerse, crea formas ensimismadas que terminan convirtiéndose en elementos que nos remiten al mundo natural.

Surgen así obras de una excepcional levedad donde paisajes indeterminados se insinúan a través de veladuras que afloran para desvanecerse enseguida en una luz transfigurada. El artista, sucumbiendo al encanto de una luz convertida en sustancia brumosa, aérea, pero cuya fuente permanece oculta, se complace en contenerla pero no desea capturarla del todo. Trazos vertiginosos como ideas vuelan sobre el espacio ensoñado que exuda la superficie del lienzo. Trazos de luz van y vienen de la ilusión de ese espacio profundo hacia el contemplador. Trazos o gotas, con estelas fugaces que unas veces atraviesan, otras flotan, otras se pierden en remolinos de agua o aire, o incluso se extienden rastreando la profundidad o el tiempo de estos cuadros, instantes poéticos surgidos de sublimes gestos en la ficción de una realidad representada.

Cuando la fuerza de la imaginación es connatural con la libertad de la intuición, cualquier experiencia del artista se transforma y amplía provocando en la obra una privilegiada relación con lo no visible; un salirse del tiempo lineal. El hecho de que el acto de mirar se haga intemporal responde a una de las aspiraciones fundamentales de Xabier Castro Suárez, que siempre se interesa por la relación que se pueda establecer entre su obra y el espectador. Para el artista, la creación de un lenguaje pictórico propio, es respuesta a un largo proceso conceptual, como él mismo declara: “mi pintura va de contemplación a contemplación, entre la abstracción y la figuración, en la tierra de nadie de lo insinuado-sugerido, intenta ser una obra abierta que estimule la imaginación del espectador y le permita crear su propia obra”.